Dilma Rousseff, investida presidenta de Brasil

Dilma Rousseff asumió el pasado 1 de enero su segundo mandato de cuatro años como jefe de Estado de Brasil. El acto de investidura tuvo lugar en el pleno de la Cámara de Diputados, en Brasilia. Con el inicio de esta nueva legislatura el Partido de los Trabajadores (PT) acumulará 16 años de permanencia en Brasil, tras los ocho años de Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, entre 2003 y 2010.

Dilma Rousseff, de 67 años y economista de profesión, es la primera mujer que ha ostentado la presidencia del país iberoamericano en su historia. La jefa de Estado fue reelegida para un segundo mandato en octubre pasado en la campaña más disputada en los últimos años en Brasil y con una ventaja de tres puntos porcentuales sobre el senador Aécio Neves.

La presidenta desveló las líneas de su plan económico para su nuevo mandato durante el discurso que pronunció en el Congreso tras su juramento. Durante sus palabras Rousseff destacó las cifras récord de inversión extranjera en el país como uno de los logros de su política en la anterior legislatura y afirmo que la inversión en infraestructuras es uno de sus objetivos para los próximos cuatro años. Tras abandonar el Congreso, Rousseff se dirigió también a la población que acudió al palacio presidencial de Planalto, sede del Gobierno, y recibió posteriormente el saludo de los jefes de Estado y de Gobierno presentes en la investidura.

Entre los objetivos marcados por la presidenta y su nuevo Gabinete está el reforzamiento de su labor diplomática, con la Unión Europea como uno de sus objetivos destacados. Así lo expresaron tanto el nuevo canciller brasileño, Mauro Vieira, como la presidenta brasileña durante sus respectivos discursos durante la ceremonia de traspaso de cargo, celebrada el día 2 en Brasilia. El nuevo ministro de Relaciones Exteriores siguió la línea marcada por Dilma Rousseff en su discurso de investidura la jornada anterior y subrayó que el objetivo de Brasil seguirá siendo la integración latinoamericana, pero sin dejar de fortalecer los lazos con el resto del mundo. Vieria afirmó tener muy presente “que no basta estar presentes en el mundo. Es preciso ser activos. El valioso simbolismo de la presencia no puede substituir una diplomacia de resultados, que se mide con números, con acciones, con compromisos".