Sergio Fausto analiza para la FCEB los perfiles de los candidatos y la situación del país
Brasil vive una etapa vibrante e intensa. Con un complejo panorama político, el país elegirá en octubre un nuevo presidente. Indistintamente de su orientación política el candidato electo se enfrentará al reto de reconducir al país a la senda del crecimiento económico y la estabilidad social.
Para realizar un retrato preciso de Brasil en este momento, definir y analizar los retos a los que se enfrentará el próximo presidente y cuáles son las debilidades y fortalezas de los líderes políticos con opciones de triunfo, la Fundación Consejo España-Brasil invitó a España a Sergio Fausto, superintendente ejecutivo de la Fundación Fernando Henrique Cardoso, para celebrar un encuentro en el Real Instituto Elcano.
Brasil está viviendo el fin de un ciclo. Agotado el actual pacto fiscal, con una erosión clara del crecimiento y un sistema político dañado por los escándalos de corrupción, el país necesita acometer reformas y regenerar su sistema político para recuperar la estabilidad social.
Ante las próximas elecciones la población brasileña se muestra indecisa. Las estadísticas dicen que el 70% de los electores no muestra simpatía por ningún partido, mientras que el Partido de los Trabajadores copa el 19% de los posibles votantes restantes.
La extrema derecha representada por Jair Bolsonaro ha crecido llamativamente y la candidata Marina Silva, aunque bien situada en las encuestas, no cuenta con el respaldo de un partido sólido. Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista, es otro de los candidatos, mientras que el espacio político de centro no tiene en la actualidad un líder definido. Sin embargo sería importante la presencia de un candidato para este espectro, que evitara la polarización del electorado.
El reto al que se enfrentan los partidos, por encima de las figuras que los lideran es regenerar su imagen, dañada por los escándalos de corrupción no sólo en partidos concretos, sino en general en toda la clase política. Es necesaria una renovación generacional, que se espera que se produzca a medio plazo, aunque lo más idóneo es que ya se pudiera ver en las elecciones de octubre.
Mientras los comicios marcarán el giro en la política del país el punto de inflexión para la recuperación de Brasil económica y socialmente ya se está alcanzando y los primeros en hacerlo han sido los mercados.
Aunque la situación de la economía es compleja y las medidas ejecutadas por el Gobierno de Michel Temer no han logrado los resultados esperados, Sergio Fausto considera que su legado es positivo y que hay claridad técnica sobre las medidas que hay que ejecutar, como la reforma del sistema tributario, el ahorro en el gasto y el crecimiento en la inversión.
Además, el Tesoro cuenta con un amplio colchón de liquidez, la balanza de pago es buena y el sector exterior es potente. Y Brasil sigue siendo un destino muy atractivo para las inversiones extranjeras.
Ante este escenario resulta necesario saber cuáles serán las líneas principales que marcarán el mandato del próximo Gobierno. El país necesita reformas y ajustes ejecutadas a corto plazo. El sistema tributario, con el pesado condicionante del techo del gasto público, es uno de los puntos prioritarios, junto con la recuperación de la clase media del país, tanto la emergente en los últimos años como la tradicional, motores ambas del crecimiento económico.
Para acometer estas reformas será necesario mucho capital político, ya que el Parlamento se presenta muy fragmentado. En los años 80 el país avanzó unido por el deseo de consolidación democrática, pero ahora ese factor no existe y Brasil no puede permitirse otra década perdida.
Los próximos meses servirán para definir las apuestas de los partidos y las elecciones marcarán el punto de partida de una nueva oportunidad para el país.
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