“Vamos a ser un altavoz de las oportunidades de inversión y crecimiento que hay aquí para los brasileños”

“Vamos a ser un altavoz de las oportunidades de inversión y crecimiento que hay aquí para los brasileños”

22.11.2014

Entrevista a Estelita Hass Carazzai, corresponsal de la Folha de S. Paulo en Curitiba, tras su participación en el Programa Líderes | Resumen ejecutivo

La primera edición del Programa Líderes Brasileños, organizada por la Fundación Consejo España-Brasil en noviembre de 2014, trajo a nuestro país a destacadas personalidades brasileñas en el campo del periodismo para darles a conocer la realidad socioeconómica y cultural de España. La Fundación Consejo, en su activa política de comunicación, publica mensualmente entrevistas con algunos de sus participantes. 

 

Estelita Hass Carazzai es la corresponsal de la Folha de S. Paulo en Curitiba desde abril de 2011. Le corresponde la cobertura de Paraná y de la región sur de Brasil (Rio Grande do Sul y Santa Catarina) para las secciones de política y economía, centrando recientemente su actividad sobre reportajes de economía pública y cuentas gubernamentales, aunque también escribe sobre temas económicos, obras de infraestructura, inversiones en agronegocios y construcción de hidroeléctricas. Antes de trabajar para la Folha, Estelita fue también reportera del principal periódico de Paraná, la Gazeta do Povo, en las secciones de economía y de proyectos especiales, desde 2007 hasta 2009. Se graduó en periodismo por la Universidad Positivo de Curitiba en 2007 y al año siguiente ganó el Primer Premio de Comunicación de la Expocom Sul en la categoría de Producto Periodístico con el libro-reportaje ‘Contorno Sur’.

¿Cuál era la imagen de España que tenía antes de visitarla durante el Programa Líderes?

Había venido por turismo a Barcelona hace ocho años, pero estuve tres o cuatro días, así que tenía solamente una imagen como turista pero no como periodista. Y al no trabajar directamente en temas internacionales, tenía una visión muy periférica de los asuntos económicos de España, sabía que la economía estaba atravesando un mal momento pero no conocía ningún aspecto sobre la recuperación económica ni sobre el escenario político más allá de la proclamación de Felipe VI. Por lo tanto, para mí era un país muy turístico, en crisis y no muy acogedor de los brasileños, por causa de los episodios que se vieron desde Brasil del aeropuerto de Barajas, algo que ha tenido cierto impacto en la sociedad brasileña.

¿Ha cambiado esa imagen tras la visita? ¿En qué sentido?

Para empezar, sobre lo que he comentado antes de la recepción de extranjeros, no sentí nada parecido y durante toda la semana me he sentido como en casa. Es un país muy acogedor. Por otra parte, está recuperándose económicamente y quiere proyectar una imagen exterior acorde para difundirlo. No obstante, la tasa de desempleo sigue siendo alta y es algo sobre lo que hay que seguir trabajando. Pero he podido ver que existe movimiento político, económico y social, lo que me resulta muy estimulante. También he llegado a comprender las enormes similitudes entre Brasil y España culturalmente, ya que cuando estuve como turista no percibí que tuviéramos tanto en común, por ejemplo, en términos políticos, con dos fuerzas mayoritarias de derecha e izquierda que se han alternado en el Gobierno. El idioma es otro ejemplo, la capacidad de entendernos mejor de lo que parece y poder conversar es una ventaja importantísima. Pienso que España tiene un escenario muy estimulante para mí como periodista pero sobre todo para los brasileños.

- Con tanto en común, ¿qué importancia tiene la deriva política de Brasil para España y más concretamente con las recientes elecciones presidenciales?

Pienso que se van a mantener igual, que no existe ningún riesgo de que éstas empeoren. También creo que el nuevo Gobierno brasileño va a centrar su agenda política en cuestiones económicas internas, algo prioritario para Brasil en este momento, manteniendo los acuerdos comerciales de buena relación con España. Aunque espero que en el futuro estas relaciones se vean reforzadas.

¿De qué manera?

Por ejemplo impulsando las inversiones en energías renovables, ya que en Brasil hay mucho campo para invertir y muchas oportunidades de rentabilidad. No contamos con la tecnología que España tiene y podríamos aprovechar nuestras similitudes para desarrollar más intercambios tecnológicos y naturalmente económicos, porque creo firmemente que podemos aprender mucho sobre España y su tecnología. Por otra parte, los ferrocarriles son también un área que puede dar lugar a una relación fluida. Brasil está llevando a cabo un plan muy ambicioso de inversiones públicas en infraestructura que den lugar a concesiones y España está muy bien posicionada en este sentido. En mi opinión apostaría por estos dos campos: energía e infraestructura.

Recientemente ha realizado reportajes sobre economía pública, gobernanza política y cuentas gubernamentales, ¿en qué punto se encuentra Brasil con respecto a este tema?

Bueno, se han producido muchas iniciativas para mejorar la cuestión de la transparencia en el seno del Gobierno debido a los recientes escándalos de corrupción. Las demandas de la sociedad, las protestas en la calle han sido claves para incorporar esta cuestión a la agenda política y desarrollar una ley de transparencia junto con algunas otras medidas. Pero aún queda mucho por hacer, fue plantada la semilla y ahora toca esperar a que la planta vaya creciendo. Con los periodistas se sigue siendo muy opaco y es necesario que haya más canalización de la información.

¿El periodismo puede funcionar como herramienta de control de la esfera pública gracias a la transparencia?

Sí, por supuesto. En Brasil el caso de las mensualidades fue revelado por los periódicos no por una investigación policial. El problema es que también los medios de comunicación están sufriendo una grave crisis en el modelo de su negocio como la que hay en España y en Europa. Pero siguen siendo una fuerza muy influyente, quizás menos en la investigación pero sí en la divulgación de los hechos, con lo que la repercusión es mucho más grande. Son muy importantes y sigue siendo una de las grandes instituciones del país, que además se ha visto reforzada en los últimos años en cuanto a libertad y confianza. Algo más normal en países como España pero que lo era menos hace unos años en Brasil.

¿Cómo se enfrenta la industria brasileña de medios de comunicación a esta crisis? ¿Pueden ayudar las relaciones bilaterales entre España y Brasil?

Algunos medios están intentando descubrir nuevas formas de obtener ingresos en internet, a través de la publicidad o de ‘paywalls’ como el de The New York Times -muros de pago que impiden acceder a la información si no se está suscrito al medio-. También están surgiendo nuevos medios especializados que se mantienen gracias a lo que pagan los suscriptores, pero están muy focalizados y a día de hoy no incorporan una vía que pueda mantener a la industria. Por ahora no se ve una solución global al problema, pero se está intentando. En cuanto a las relaciones bilaterales creo, como se ha dicho en la reunión de trabajo con la secretaria de Estado de Comunicación Carmen Martínez Castro, que se pueden fomentar encuentros iberoamericanos de la industria para debatir sobre la cuestión. Pero desconozco la estrategia de los medios españoles, aunque lo que está claro es que Brasil es un mercado de consumidores muy importante que interesa a los principales grupos de comunicación españoles porque representa una gran oportunidad para ellos.

Otro de sus campos de investigación es el sector de las infraestructuras, ¿qué opinión le merece el sector español?

Conocía algunas cosas pero me ha sorprendido realmente. Destacaría sobre todo las visitas al Centro de Gestión Operaciones Nacional de Renfe en Atocha y al Puerto de Barcelona, no solo a nivel periodístico o profesional, en el que he llegado a entender su importancia y su fortaleza en el plano internacional, sino también como usuaria, porque es una maravilla utilizar estos transportes. Brasil está últimamente luchando por conseguir la vía norte-sur, un trazado ferroviario que cortaría el país en dos muy importante para las exportaciones de materias primas y que fomentaría la producción interior. Pero lleva más de 30 años en vías de negociación y no se ha conseguido construir todavía. Resultó ser muy caro, después hubo muchos cambios y desencuentros con las empresas que han retrasado todo el proyecto.

¿Hay oportunidad de negocio bilateral para las empresas de ambos países en materia de infraestructuras?

Sí, por supuesto, en ambos sentidos.

¿Cómo pueden las relaciones bilaterales entre España y Brasil facilitar este objetivo?

Tal vez priorizar en estos sectores de intereses en común y al mismo tiempo facilitar el diálogo entre las empresas. Creo que debe haber mayor aproximación entre las empresas, no tanto desde el sector público.

¿Qué atrae a las empresas españolas a Brasil?

El mercado consumidor, somos un gigante en el mundo. Tenemos una clase media ascendente con mucho futuro y con mucho potencial de crecimiento. Esto nos convierte en una gran oportunidad para España, que es el segundo inversor extranjero en Brasil, pero también para Europa. Y el concepto de la lengua es muy importante. Es una barrera para otros países que España no tiene o tiene en menor medida. Y también es importante que Brasil puede ser una puerta de entrada para el resto de Iberoamérica, tanto en cuestiones logísticas como de expansión, tal y como escuchamos en la reunión celebrada en la Ciudad Financiera del Santander.

¿Iniciativas como el ‘Programa Líderes’ cambian los estereotipos que tienen los brasileños sobre España y sus empresas?

Sí, porque vamos a ser un altavoz de las oportunidades de inversión y crecimiento que hay aquí para los brasileños. Por eso creo que es una oportunidad de cambiar el pensamiento general y poder iniciar relaciones de futuro a muchos más niveles que los del actual momento, por ejemplo como puerta de entrada para el resto de Europa. Pero es que además de todo eso, España es un país muy bello, acogedor con los extranjeros y con grandes tradiciones, un atractivo adicional que otros países no tienen. 

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